• Les dix principes en espagnol

    «Diez fragmentos en prosa de la enseñanza revelada por Antoine el Curandero»


    Dios habla:
    — Primer principio:
    Si me amáis,
    no lo enseñaréis a nadie,
    puesto que sabéis que yo no resido
    más que en el seno del hombre.
    Vosotros no podéis testimoniar que existe
    una suprema bondad
    mientras que me aisláis del prójimo.

    — Segundo principio:
    No creáis en el que os habla de mí,
    cuya intención sería convertiros.
    Si respetáis toda creencia
    y al que no tiene ninguna,
    sabéis, a pesar de vuestra ignorancia,
    más de lo que podría deciros.

    — Tercer principio:
    Vosotros no podéis hacer moral a nadie,
    sería probar
    que no hacéis bien,
    porque ella no se enseña por la palabra,
    sino por el ejemplo,
    y no ver el mal en nada.

    — Cuarto principio:
    No digáis jamás que hacéis caridad
    a alguien que os parece en la miseria,
    sería hacer entender
    que yo carezco de miras, que no soy bueno,
    que soy un mal padre,
    un avaro, que deja tener hambre a su retoño.
    Si actuáis hacia vuestro semejante
    como un verdadero hermano,
    no hacéis caridad más que a vosotros mismos, debéis saberlo.
    Puesto que nada está bien si no es solidario,
    no habéis hecho hacia él
    más que desempeñar vuestro deber.

    — Quinto principio:
    Tratad siempre de amar al que decís
    «vuestro enemigo»:
    es para enseñaros a conoceros
    que yo le coloco en vuestro camino.
    Pero ved el mal más bien en vosotros que en él:
    será su remedio soberano.

    — Sexto principio:
    Cuando queráis conocer la causa
    de vuestros sufrimientos,
    que padecéis siempre con razón,
    la encontraréis en la incompatibilidad de
    la inteligencia con la conciencia,
    que establece entre ellas los términos de comparación.
    Vosotros no podéis sentir el menor sufrimiento
    que no sea para haceros observar
    que la inteligencia es opuesta a la conciencia;
    es lo que es menester no ignorar.

    — Séptimo principio:
    Tratad de convenceros,
    ya que el menor sufrimiento es debido a vuestra 
    inteligencia que quiere siempre poseer más;
    se hace un pedestal de la clemencia,
    al querer que todo le esté subordinado.

    — Octavo principio:
    No os dejéis dominar por vuestra inteligencia
    que no busca más que elevarse siempre
    cada vez más;
    ella pisotea a la conciencia,
    sosteniendo que es la materia la que da las virtudes,
    mientras que ella no encierra más que la miseria
    de las almas que vosotros decís
    «abandonadas», que han actuado sólo para satisfacer
    su inteligencia que les ha extraviado.

    — Noveno principio:
    Todo lo que os es útil, para el presente
    como para el porvenir,
    si no dudáis nada,
    os será dado por añadidura.
    Cultivaos, vosotros os recordaréis el pasado,
    tendréis el recuerdo
    de que se os ha dicho: “Llamad, yo os abriré.
    Yo estoy en el conócete”

    — Décimo principio:
    No penséis hacer siempre un bien
    cuando llevéis asistencia a un hermano;
    podríais hacer lo contrario,
    poner trabas a su progreso.
    Sabed que una gran prueba
    será vuestra recompensa,
    si le humilláis y le imponéis el respeto.
    Cuando queráis actuar,
    no os apoyéis jamás sobre vuestra creencia,
    porque ella puede extraviaros también;
    basaos siempre sobre la conciencia
    que quiere dirigiros, ella no puede engañaros».


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